-¿A donde vamos?
-Donde vamos siempre.
Ese banco color madera, donde apenas hay un rincón para escribir. Por desgracia o por suerte empieza a llover, le da igual, sigue besándome tan dulce como el primer día, aumentan la cantidad de agua, podríamos decir que estamos realmente mojados.
- Te quiero.
- Yo más.
- No, eres una mentirosa.
- ¡Mentira!
Salgo como un rayo corriendo debajo de la lluvia, sin esperarlo, el lógico me sigue, como el mas tonto, me encanta que me siga, cuando me voy, lo obvio también era que me iba a alcanzar, más que nada porque corre más que yo, me agarra de un brazo, resbala pero no logro escaparme, me mira,
-¿Por qué huyes de mí?
- Por que no te quiero.
-¿A no?
- No, Te amo.
Y allí acabamos, debajo la lluvia, sin objeto que nos cubriera, besándonos y abrazados, como lo que éramos DOS adolescentes enamorados.
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